España formalizo un total de 565.523 compraventas de viviendas en 2021 – un 80% de ellas de segunda mano
Es la cifra más alta desde 2007, cuando se registraron casi 800.000 intercambios
Desde que se estalló la burbuja inmobiliaria, en 2008, el mercado no vivía un boom como el del año pasado. El Instituto Nacional de Estadística (INE) ha publicado los datos de compraventas de viviendas realizadas en 2021, un estudio en el que se registraron 565.523 operaciones de este tipo, una cifra que supera a la de 2008, cuando se notificaron 552.080.
La cantidad total de operaciones formalizadas en 2021 está todavía lejos del pico de la burbuja, pero el mercado inmobiliario ya vuelve a registrar niveles de actividades de antes de que se estallara la gran crisis financiera en 2008. En 2007 – el último año del que el INE tiene datos – se contabilizaron 775.300 compraventas, un 37% más que el ejercicio pasado.
La crisis de 2008 desplomó el sector, puesto que las operaciones entre 2007 y 2012 se redujeron a más de la mitad, y desde entonces la recuperación ha sido gradual. En 2018, se registraron más de medio millón de compraventas, pero luego las transacciones volvieron a caer en 2019. El confinamiento de la pandemia en principios de 2020, volvió a hundir las operaciones, pero desde mayo de aquel ejercicio se recuperaron con gran velocidad.
El estilo de inmueble también ha cambiado bastante, ya que la compraventa de viviendas nuevas aumentó solamente un 20% – al paso que en 2007 este número representaba un 42% de nos inmuebles.
Los ahorros de la pandemia permitieron pagar una vivienda más grande
La recuperación del sector en 2021 ha sido espectacular, explica Luis Fabra, director de los estudios en mercado inmobiliario de la Universidad de Zaragoza. “El número de compraventas con el que hemos cerrado 2021 es superior al de 2019. 560.000 compraventas era algo no esperado”.
La pandemia influyó en muchos de los fenómenos que impulsaron el dinamismo en el sector. Entre ellos, la gran cantidad de ahorro acumulado y el bajo desempeño de otros sectores donde podría haberse gastado más – como el automovilístico – llevó a muchos hogares a optar por la inversión en viviendas, descata Fabra.
Además de eso, haber pasado muchos meses encerrado a casa, también precipitó la toma de decisiones. «El confinamiento domiciliario ha provocado que hayamos hecho un uso mucho más intenso de nuestra vivienda. Hemos pasado mucho más tiempo en ellas y hemos visto sus carencias. Ese uso intensivo ha llevado a no pocas familias a tomar la decisión de cambiarse», explica Fabra.
Ahí está el protagonista de este boom: el tipo de vivienda que está siendo buscada. «Estamos en niveles máximos de porcentaje de compraventa de vivienda unifamiliar. Se compran pisos de más superficie, la superficie media también es mayor. Todo va enfocado a esa decisión mayoritaria de cambiar», reflexiona Fabra.
No hay burbuja
La abultada subida interanual ha despertado viejos temores, como el surgimiento de una nueva burbuja inmobiliaria, visión que muchos del mercado no comparten. «Los niveles de precio han crecido muy racionalmente. Los niveles de deuda apenas han subido, seguimos dedicando menos de un tercio del sueldo al pago de vivienda. Los demás factores determinantes son también bastante coherentes», sostiene Fabra. «[La situación] no tiene nada que ver con lo que ocurrió en el pasado. Hemos crecido como hay que crecer», añade.
El Banco de España apuntó, en un informe publicado el pasado noviembre, que a pesar de la subida de los precios en las viviendas, “continúan sin observarse indicios de que estos se sitúen, en promedio, significativamente por encima del nivel de equilibrio a largo plazo”. La institución señala que todavía “la oferta de vivienda muestra un escaso dinamismo y, de continuar las tendencias actuales, podría ser insuficiente para absorber en los próximos años incrementos adicionales de la demanda”.
Pese a que los criterios de la aprobación de los préstamos se endurecieron en el último trimestre, el Banco de España espera que la demanda de hipotecas siga creciendo.